Pruebas especificas para escoliosis

La resonancia magnética (RM) se utiliza para casos más complejos o con sospecha de problemas neurológicos. Se realiza en radiografías de la columna vertebral, midiendo el ángulo entre las vértebras más inclinadas. Evalúan la capacidad pulmonar del paciente y detectan posibles restricciones respiratorias.

Se observa cómo el paciente se mantiene de pie y camina, buscando desequilibrios o compensaciones. La prueba de equilibrio se utiliza para evaluar la postura y la estabilidad del paciente. Ángulos mayores indican una escoliosis más severa que requiere un seguimiento más cercano.

Las radiografías de columna completa son indispensables para visualizar la totalidad de la curvatura. Se toman en posición de pie para observar la columna bajo carga. Permiten evaluar la ubicación, el grado y la flexibilidad de la escoliosis. Estas pruebas ayudan a identificar patrones posturales asociados con la escoliosis.

La medición del ángulo de Cobb es crucial para cuantificar la gravedad de la escoliosis. Un observador busca asimetrías en la espalda, como una giba costal o una prominencia lumbar. Esto ayuda a descartar causas neurológicas de la curvatura de la columna.

Las pruebas posturales evalúan la alineación del cuerpo en diferentes posiciones. La escoliosis puede afectar el equilibrio y la coordinación. Proporciona imágenes tridimensionales de la columna vertebral en posición de pie. El médico examina la fuerza muscular, los reflejos y la sensibilidad del paciente.

Puede detectar osteopenia u osteoporosis, que pueden influir en el tratamiento. Permite visualizar los tejidos blandos, como la médula espinal y los nervios. Esta prueba ayuda a detectar una posible curvatura de la columna. El análisis de la marcha se utiliza para evaluar la forma en que camina el paciente.

Esta información es crucial para decidir el tratamiento ortopédico. Es una herramienta importante para la salud ósea. El test de Risser evalúa la madurez esquelética y el potencial de crecimiento restante.