Característica del barroco
El gusto por lo alegórico y lo simbólico es otra característica importante del barroco. Se busca crear una ilusión de realidad que sumerja al espectador en la escena representada. Se representa la fe católica con fervor y se busca inspirar la devoción en el espectador. El barroco se distingue por su exuberancia ornamental, llenando cada espacio con detalles y contrastes.
Las metáforas elaboradas y el uso de figuras retóricas complejas son frecuentes. Tanto en la arquitectura como en las artes decorativas, se observa una profusión de detalles. La abundancia de adornos y la recargada decoración son elementos centrales del barroco.
La complejidad y el rebuscamiento son marcas del estilo barroco en la literatura. Se utilizan materiales lujosos como el oro y el mármol para crear ambientes suntuosos. Se busca capturar la fugacidad del tiempo y la impermanencia de la vida.
El contenido a menudo se ve adornado con una forma elaborada. Las obras de arte están llenas de significados ocultos y referencias a conceptos abstractos.
La teatralidad del barroco se manifiesta en la puesta en escena de las obras de arte. La ostentación y la magnificencia son valores estéticos. Se busca modelar las figuras y darles volumen mediante la manipulación de la luz. El espacio se convierte en un escenario para la grandiosidad.
Se representaban escenas con una gran carga emocional. Se juega con la oposición entre la belleza y la fealdad, lo sublime y lo grotesco. El dramatismo y la teatralidad son recursos recurrentes en la pintura y la escultura. Se busca la sorpresa y la admiración del lector a través de un lenguaje ingenioso.
El arte barroco es, en definitiva, una explosión de los sentidos. Las líneas curvas y los efectos de luz y sombra son elementos esenciales.